UNA COMA PUEDE CAMBIAR LA HISTORIA
La coma es uno de los signos de puntuación en la lengua escrita de nuestro idioma más importantes. Su función fundamental es indicar en el enunciado pausas breves.
Se la usa, entre otras posibilidades, para separar elementos en una enumeración:
Personal policial procedió al secuestro en el lugar del hecho de armas de fuego, proyectiles, chalecos antibalas y billetes falsos
para encerrar elementos explicativos:
El imputado, que estaba muy pensativo en ese momento, no reaccionó ante la pregunta del Fiscal.
para indicar la omisión del verbo:
Una de las víctimas yacía en el piso de la cocina y la otra, en el piso del baño.
para aislar el vocativo:
Respetuosamente me dirijo a Usted, Su Señoría, a fin de informarle...
¿Y por qué afirmamos que es "tan importante"? Simplemente porque su uso (o su mal uso) en la lengua escrita puede cambiarle el sentido a una oración. Si no, lean la siguiente expresión:
Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda. (sin coma)
¿Se entendió el sentido? Podemos decir que sí, pero ¿no es un poco confusa? ¿Quién andaría en cuatro patas, el hombre o la mujer?
Agreguemos una coma para hacer más clara la afirmación:
Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer, andaría en cuatro patas en su búsqueda.
En este ejemplo, las mujeres, contentas. Pero cambiemos la coma de lugar para beneplácito de los hombres:
Si el hombre supiera realmente el valor que tiene, la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda.
¿Cambio radical, no?
Llevemos estos ejemplos a una declaración (siempre nos referimos a la lengua escrita) prestada ante la autoridad judicial o policial:
PREGUNTADO: Si usted estuvo presente el día del hecho en el “Bar de Moe”. CONTESTA: No estuve en otro bar.
¿Estuvo o no estuvo? La respuesta no es clara. Al decir que no estuvo en otro bar, da a entender que pudo haber estado en el “Bar de Moe”. Si en la respuesta se le hubiese colocado la coma (CONTESTA: No, estuve en otro bar) se aclara la situación: el interrogado niega haber estado el día del hecho en el “Bar de Moe”.
Por último, una anécdota atribuida a Carlos V (1500/1558) cuenta que en una ocasión le pasaron para firmar una sentencia que decía:
Perdón imposible, que cumpla su condena.
El emperador se sintió magnánimo y antes de firmarla cambió la coma de sitio y también la suerte del condenado:
Perdón, imposible que cumpla su condena.
Lo que realmente demuestra que una coma puede cambiar la historia...
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